...pasadas las 11:45 de la noche, me provocan vaguedades multiples, por consecuencia del crack, la pornografía y del café amargo -amargo como los recuerdos de la mujer que amé- son una combinación tóxica.
Ella lo era todo para mí, más bien dicho, ella era yo. La amaba, pensaba mucho en ella, hasta creer que podría materializarla con mis pensamientos. La quería, a pesar de mis variadas infidelidades con otras complices, lo que no sabían esas mujeres, es que todas, eran ella, no lo sabían, lo ignoraban, era el único que tenía esa razón. La deseaba con mucha vehemencia. Cómo deseo que volvieran esos días de amor con ella, explorar su cuerpo y el mío junto al vaivén de las cosas, de la vida, el prestar atención a los ruidos, a los gemidos, a las voces a medias y apagadas. Pero pues todo eso se quedaba en deseos simples.
Debí haberla escuchado cuando dijo; "Te amo, pero no puedo vivir así". Debí haberla callado con mis actos con eso de cambiar, pero pues soy lerdo, iluso e iracundo. No debí haberla abrazado tan fuerte, pero ella ya está inmóvil, ya no puede irse.
He escuchado mucho una regla que dice que si algo es realmente bueno para ser cierto, resulta que no lo era, pero si algo resulta terriblemente mal para ser verdad, por lo general si lo es, debería aplicarse la misma regla. 2:17 de la madrugada. Es viernes.
jueves, 21 de junio de 2007
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